“La diferencia entre ellos y nosotros,
es tan grande como una cordillera,
tan vasta como los océanos,
tan alta como la araucaria.”
Este mes se cumple un nuevo aniversario de la caída en combate del Comandante Ernesto Che Guevara, en La Higuera, Bolivia, el 9 de octubre de 1967.
No es para nada fácil escribir sobre el Comandante, sobre su vida, su pensamiento y acción, sobre los valores revolucionarios que encarnó. Su ejemplo de consecuencia inclaudicable, internacionalista, atraviesa las fronteras del mundo, pues su accionar revolucionario, coherente con las ideas que postulaba, marcó a fuego un legado ético y humano que florece en el seno de los pueblos cada vez que se levanta altiva la bandera de la rebeldía y la dignidad. La coherencia entre la teoría y la práctica, la necesidad de desarrollar la capacidad de convencimiento a partir de los actos, a través del ejemplo.
Porque habiendo podido vivir cómodamente, dedico su vida en toda su extensión, a la justa causa de la lucha por la liberación de los oprimidos, poniéndola por encima de su propio bienestar personal.
Sobre el Comandante, escribió Fidel Castro: “Para no luchar habrá siempre sobrados pretextos en todas las épocas y en todas las circunstancias, pero será el único camino de no obtener jamás la libertad. El Che no sobrevivió a sus ideas, pero supo fecundarlas con su sangre. Con toda seguridad sus críticos pseudorevolucionarios, con su cobardía política y su eterna falta de acción, sobrevivirán a la evidencia de su propia estupidez”.
Comandante: Tu entrega absoluta, tu ejemplo, los valores humanos de nuevo tipo que levantaste hasta tu heroica caída en combate, no morirán jamás, trascienden el tiempo, marcan nuestra trayectoria humana y militante revolucionaria, cobrando vigencia día tras día, combatiendo al cansancio, movilizándonos a desarrollar la mística revolucionaria como practica concreta.
No es para nada fácil escribir sobre el Comandante, sobre su vida, su pensamiento y acción, sobre los valores revolucionarios que encarnó. Su ejemplo de consecuencia inclaudicable, internacionalista, atraviesa las fronteras del mundo, pues su accionar revolucionario, coherente con las ideas que postulaba, marcó a fuego un legado ético y humano que florece en el seno de los pueblos cada vez que se levanta altiva la bandera de la rebeldía y la dignidad. La coherencia entre la teoría y la práctica, la necesidad de desarrollar la capacidad de convencimiento a partir de los actos, a través del ejemplo.
Porque habiendo podido vivir cómodamente, dedico su vida en toda su extensión, a la justa causa de la lucha por la liberación de los oprimidos, poniéndola por encima de su propio bienestar personal.
Sobre el Comandante, escribió Fidel Castro: “Para no luchar habrá siempre sobrados pretextos en todas las épocas y en todas las circunstancias, pero será el único camino de no obtener jamás la libertad. El Che no sobrevivió a sus ideas, pero supo fecundarlas con su sangre. Con toda seguridad sus críticos pseudorevolucionarios, con su cobardía política y su eterna falta de acción, sobrevivirán a la evidencia de su propia estupidez”.
Comandante: Tu entrega absoluta, tu ejemplo, los valores humanos de nuevo tipo que levantaste hasta tu heroica caída en combate, no morirán jamás, trascienden el tiempo, marcan nuestra trayectoria humana y militante revolucionaria, cobrando vigencia día tras día, combatiendo al cansancio, movilizándonos a desarrollar la mística revolucionaria como practica concreta.
El futuro es nuestro.
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